Otra semana más que termina. Y solo puedo pensar en lo que vendrá mañana: la vuelta a la normalidad y a la rutina. Lo odio.
De verdad que hay veces que no sé que hacer con mi vida. Muchas veces pienso que todo está mal. Que no sé lo que estoy haciendo ni el por qué de mis actos. Quizás lo único por lo que sigo aquí es porque tengo una meta. Sé que puedo caer, pero tengo la seguridad de que me levantaré y seguiré adelante; ya lo he hecho otras veces. El caso, es que no puedo evitar sentirme mal al pensar que esto es lo único que me hace seguir; en todos los demás aspectos me siento perdida, como si en lugar de ser yo la que vive, alguien hubiera conectado el piloto automático. Y ése es, para mí, un pensamiento absolutamente devastador.
Hay tantas cosas que quisiera hacer... y otras que no quiero, pero al fin y al cabo, todos tenemos nuestras obligaciones y debemos cumplir con ellas. No es que sea de esas quejicas que van por la vida lamentándose de todo, pero ya que aquí se puede ser sincera sin temor a que te señalen con el dedo, me atrevo a decir que no soy feliz. No tengo nada que me haga pensar "qué bien, mañana será un nuevo día!". Lo que ven los demás es una simple máscara, tan desgastada e innatural que a veces me asombro de que no se den cuenta de que me paso la vida fingiendo ser algo que no soy.
No soy alegre, ni despreocupada. No soy optimista, ni positiva. No soy fuerte y tengo miedo de muchas cosas. Pero claro, eso es algo que los demás no saben. A veces también me pregunto si es que, sin saberlo, soy tan buena que merezco un Oscar, o que no quieren darse cuenta de mi "yo" real, y deciden ignorarlo para evitarse problemas.
A veces la máscara se rompe. Tiene muchas grietas y me cuesta un tiempo repararla. Pero siempre encuentro alguna excusa para mi comportamiento cuando la máscara cae. No sé si es que los demás son idiotas, o que tengo un poder de convicción increíble. Tampoco es que quiera saberlo... pero son el tipo de preguntas que revolotean en mi cabeza cuando no tengo nada mejor en lo que pensar, o cuando trato de evitar las cuestiones que debería responder.
Es un alivio poder sincerarse, aunque sea por medio de una pantalla. Aunque no sepas quién va a leer esto. La verdad es que es liberador. Tú, querid@ lector/a, no sabes quién soy yo. Lo más seguro es que ni siquiera nos conozcamos en persona, y es precisamente por eso que puedo ser quién soy en realidad, sin pensar en cumplir ningún tipo de expectativas.
Gracias por leer este sin sentido que es mi vida; gracias a tod@s esas personas que he ido conociendo a través de los años en distintos foros. Gracias a aquellos que me comprendeis, que estais ahí cuando todos los demás fallan; cuando no puedes confiar en los demás. Vosotros sabéis quiénes sois, y por qué sois especiales para mí. Y aunque estemos a kilómetros de distancia, la mayoría de las veces significais más para mí que la gente que está a mi alrededor cada día.
Gracias. No sé que haría sin vosotros. De verdad.
Hola pequeña, llevo un rato leyendo las entredas de éste tu blog y logre percibir la tristeza que te invade. Me gustaría estar frente a ti y darte un fuerte abrazo.
ResponderEliminarYo soy una chica de 25 años de edad, estudio y trabajo y también estoy casada.
Estudio Psicología y en la clase de neurociencias nos dejaron de tarea visitar algunos de los blogs que hablan de "MIA Y ANA" y así fue como logre dar con tu blog.
Mi único objetivo es decirte que nunca dejes de luchar, así como tu mencionas que no encuentras nada que te motive, Yo te digo, que sigas buscando porque por la vida es maravillosa. Que diablos importa lo que gente piensa de tu apariencia, yo estoy segura de que eres hermosa y habrá alguien que guste de todas tus virtudes y aún maás de tus defectos.
Se feliz, ama la vida, respira ondo y siente como el aire te da vida, tócate, siente cada parte de tu cuerpo y hazte conciente de él.
Enamorate, ilusionate, lucha, cree y sonríe.
te mando un fuerte abrazo y le pido, sinceramente a Dios, que encuentres esa fuerza para salir adelante.
Besos,
Viridiana Ruiz.